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Por Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
SE NORMALIZA EL CASTIGO
Detrás del desfile militar y los discursos nacionalistas centrados en la independencia decretada el 4 de julio de 1776, Estados Unidos se independiza ahora de esa noción de ser la tierra de las oportunidades, de la apertura a la migración.
Hoy, al conmemorar el Independence Day, un dato duro situará en otro contexto los 249 años de la emancipación del Reino Unido: el mínimo histórico de detenciones en la frontera con México, con 6 mil 070 en junio que representan 15 por ciento menos respecto a marzo.
En los hechos, el país que se decía “una nación de inmigrantes”, porque desde el siglo XVII su origen, expansión y desarrollo han estado ligados a la llegada masiva y constante de personas extranjeras, celebra también su independencia del migrante.
Su historia está hecha de contradicciones: esclavitud y libertad, racismo y democracia, xenofobia y acogida. Ahora, la identidad de un país hegemónico se reconfigura también su papel en el mundo. La política migratoria no es un asunto doméstico, es declaración global.
La narrativa y acciones del Presidente Donald Trump cambiaron la ecuación. Se normaliza el castigo como estrategia migratoria: la apertura del “Alligator Alcatraz” en Florida es un símbolo. El equilibrio de poderes enfrenta decisiones administrativas que desdibujan la separación entre política, legalidad y fuerza. Es la independencia de los contrapesos.
La deportación del hijo de Julio César Chávez, señalado por estadía indocumentada y supuestos vínculos con el crimen, encuentra valor narrativo: ni su apellido ni la historia de su padre son condición protectora. La frontera simbólica queda trazada.
Mientras Estados Unidos busca su independencia del sueño americano, en contraste, la Presidenta Claudia Sheinbaum y la Jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, ponen sobre la mesa una visión de soberanía integradora con una mirada estructural a los derechos.