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Por Ana María Vázquez
Esa era la respuesta común del doctor Hugo López-Gatell ante la prensa golpista que una y otra vez cuestionaba lo mismo. Nunca perdió la paciencia, nunca negó una respuesta, nunca hubo una falta de respeto de su parte.
El estallido de la pandemia del COVID-19 era algo por lo que el mundo no había pa-sado y fue una de las muchas pruebas de fuego que pasó el gobierno del recién estrenado presidente López Obrador; contrario a la pandemia que nunca fue, del 2009 durante el gobierno de Calderón, la gripe A/H1N1 en la que el Banco Mundial prestó a México 155 millones de euros, López Obrador se negó a las presiones del Fondo Monetario Internacional para endeudarse; tampoco aceptó financiar a las empresas que clamaban por ayuda por la pandemia, (un nuevo FOBAPROA) y el gobierno tomó la rienda de la reconversión de hospitales, terminar otros y levantar a marchas forzadas un sistema de salud abandonado y colapsado; el promedio de mexicanos alimentados con bebidas azucaradas y comida chatarra que fomentó el neoliberalismo para el consumo irrestricto de ultra procesados dejó a la mayoría de la población en vulnerabilidad sistémica; hubo que trabajar a marchas forzadas, explicar a la población los cuidados y medidas según eran dictadas por la OMS; a la cabeza del programa Hugo López-Gatell en algo que nadie en el mundo sabía cómo manejar. Las empresas, furiosas por no tener opción a rescate, optaron desde entonces por desacreditar toda labor que viniera del gobierno, que prefirió levantar la economía a través de pensiones, dispersando dinero lo que generó que la economía se sostuviera. Efectivamente, muchos perdimos amigos, vecinos y familia, muchos siguen enojados por ello y es respetable, pero la labor de Gatell, de Obrador y de los cientos de médicos que lite-ralmente dieron la vida por atender a la de otros no debe ser olvidada ni minimizada, se hizo un gran esfuerzo en medio de los estragos que el neoliberalismo había dejado en el país. Falta mucho, sí, pero se está trabajando.
Enhorabuena al doctor Gatell por el nombramiento, lo único lamentable es que la voz clara y valiente que nos advertía de los peligros de las grandes empresas y su voracidad comercial no esté para alertarnos, ojalá exista un nuevo Sansón que se enfrente tan valerosamente con Goliat.
