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MIENTRAS EL GOBIERNO MUNICIPAL GUARDA SILENCIO, CRECEN LAS VOCES QUE AMENAZAN CON TOMAR ACCIONES MÁS CONTUNDENTES SI NO LLEGAN RESPUESTAS DE LA AUTORIDAD
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
Chimalhuacán, uno de los municipios más poblados del Estado de México, vive hoy una de sus peores crisis en materia de servicios públicos. Sus calles rotas, los basureros improvisados y la falta de alumbrado han convertido la vida diaria en un verdadero desafío para miles de familias.
Vecinos de distintas colonias coinciden en que el abandono es total y responsabilizan directamente a la alcaldesa Xóchitl Flores, quien afirman ha dejado al municipio sumido en el deterioro.
Caminar por colonias como El Molino es enfrentarse a un paisaje que parece sacado del abandono absoluto. Las banquetas están destruidas, los baches parecen trincheras y las coladeras colapsan con cada lluvia, desbordando aguas negras que inundan las calles.
El panorama se vuelve más alarmante por la inseguridad que genera la falta de iluminación. En cuanto cae la noche, los vecinos se encierran, conscientes de que cualquier sombra puede ser un asaltante. Juan Carlos Ortega, padre de tres niños, lamenta que sus hijos ya no puedan salir ni a jugar. “Entre los robos y los mosquitos por el agua estancada, mejor que se queden en casa. Esto ya no es vida”, comenta resignado.
Los reclamos han sido constantes. Protección Civil ha emitido reportes y los propios ciudadanos han llenado de oficios y solicitudes las oficinas del Ayuntamiento, pero la respuesta es el silencio. “Aquí los reportes se quedan archivados, nadie los atiende”, denuncia un empleado municipal que pidió el anonimato por miedo a represalias.
La indignación se siente en cada esquina, en cada mercado y en cada reunión vecinal. Comerciantes como doña Lupe, que desde hace años vende verduras en el tianguis de la zona, señalan que el deterioro ha ahuyentado a los clientes. “¿Quién quiere venir a comprar cuando todo esto parece un basurero?”, cuestiona con coraje.
En redes sociales, los vecinos han comenzado a documentar su realidad. Las imágenes de calles intransitables, parques convertidos en vertederos y postes de luz fundidos.
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