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Por Pedro Linares Manuel
Estrategia Fiscal al Servicio del Contribuyente
La armonización contable es un esfuerzo nacional por estandarizar los criterios, normas y procedimientos contables entre los distintos entes públicos y privados, con el objetivo de generar información financiera comparable, transparente y útil para la toma de decisiones. En otras palabras, busca que “todos hablen el mismo idioma contable”, sin importar si son una empresa, un gobierno municipal o una institución educativa.
REFORMA AL ART. 73
En México, este proceso se consolidó tras la reforma constitucional del artículo 73, fracción XXV, que facultó al Congreso de la Unión a expedir leyes en materia de contabilidad gubernamental. Como resultado, se promulgó la Ley General de Contabilidad Gubernamental (LGCG) en 2008, obligando a todas las entidades públicas a adoptar normas uniformes.
Por su parte, en el ámbito privado, el proceso lo ha liderado el CINIF (Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera), que emite las NIF (Normas de Información Financiera) como marco contable aplicable a las empresas. A través de la convergencia con las normas internacionales (IFRS), las NIF han logrado alinear la contabilidad mexicana con los estándares globales.
La armonización contable no es solo técnica; tiene implicaciones profundas: fortalece la rendición de cuentas, mejora la fiscalización, facilita auditorías y brinda confianza a inversionistas y ciudadanos. También permite a los contribuyentes comparar con mayor claridad la situación financiera de distintas entidades, promoviendo decisiones informadas.
ARMONIZAR, UNA NECESIDAD
En un entorno donde los datos mandan, armonizar no es una opción: es una necesidad. Una contabilidad clara, uniforme y verificable es la base para construir confianza y avanzar hacia una cultura fiscal más justa y profesional.
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