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Por Sabina Berman
La Oposición quiere ganar el Poder. Entendible, pero ¿qué haría con el Poder?
Nadie en la Oposición lo ha respondido.
Excepto una persona, Lilly Téllez, que famosamente respondió durante la época en que pintó para candidata a la presidencia de la Oposición:
–Para deshacer todo lo que ha hecho Morena.
–¿Para algo más? –le preguntó su entrevistador.
–No. Nada más para eso –respondió la cándida.
Imaginemos un gobierno dedicado exclusivamente a desbaratar: la respuesta aterró a los mismos opositores y sentaron a la señora en un banquito.
No que en los think tanks y juntas de la Oposición no hayan surgido más respuestas.
José Ángel Gurría durante las pasadas campañas electorales presentó un largo proyecto al PRIAN. Un fajo de hojas llenas de buena redacción del equipo contratado por el ex secretario para el efecto.
Un proyecto que al parecer nadie leyó.
Enrique de la Madrid en cambio propuso por esos mismos días hacer miles de mesas de trabajo por la República para preguntarle a los electores de esos partidos cuál era el proyecto.
Las mesas no se realizaron.
Luego entonces, hay que rendirse a la evidencia, por más bizarra que suene. La Oposición quiere el Poder pero no sabe qué haría con él.
¿Cómo es posible eso?, se preguntará el lector, la lectora.
Así. Se trata de dos partidos que a finales del siglo pasado abrazaron el neoliberalismo. Ese proyecto que rezaba: hay que facilitar que las empresas creen riqueza, quitándoles todos los estorbos; y luego esa riqueza goteará al resto de la población.
Dicho en las metáforas de los años 90s del siglo pasado: al crecer la pizza de diámetro, las rebanadas de cada cual crecerán; al subir la marea subirán los barcos trasatlánticos y los lanchones por igual.
Hoy, 45 años más tarde, sabemos que el neoliberalismo fracasó. No cumplió su promesa. Nada goteó de los empresarios enriquecidos; las rebanadas de la pizza para los asalariados o las empresas medianas y chicas no fueron más anchas; y la marea no fue marea.
Por eso es que el PRIAN no tiene proyecto que ofrecer hoy al electorado. Ni modo que nos digan: esperemos otros 45 años para que por fin el neoliberalismo haga lo que ya probó no sirve para hacer.
Con todo, algún ideólogo genial pudo aparecer en el PRIAN para transformar esa oferta en otra creíble.
Pues no, no apareció ese ideólogo.
Y así, la Oposición sigue con una sola cantinela. Todo lo que ha hecho Morena es malo y habría que desmantelarlo.
Ergo, Lilly Téllez triunfó al final.
O casi.
El presidente del PAN dijo la semana pasada algo inquietante:
–A la Oposición solo le falta probar la violencia.
Curioso momento de sinceridad. O se le escapó al señor Romero la frase desesperada o tal vez la soltó para ver si tenía como efecto una ola de entusiasmo.
No la tuvo.
Pero es verdad: al PRI y al PAN solo le falta probar la violencia, antes de darse por vencidos, en cuyo caso estarían tomando la ruta de una ultra-derecha.
Improbable.
–¿Y qué tal que de verdad se propongan inventar algún proyecto? –: lo sugiero yo.
Lo dicho antes, no se ve qué pensador entre sus filas tiene la soltura intelectual para enhebrar algo así.
Por fin, para cerrar, algo sobre el único partido anti-Izquierda en ascenso: Movimiento Ciudadano.
Tampoco tiene un proyecto.
Pero no fue neoliberal.
Quién sabe qué es.
Y su completa indefinición es su fuerza.
Qué tiempos de bancarrota de la imaginación padece la Oposición mexicana. Una bancarrota desfondada en el abismo.
