Visitas
REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
El paisaje idílico que ha caracterizado durante décadas a Valle de Bravo, está siendo devorado por un desarrollo urbano desmedido, donde la ilegalidad y la omisión gubernamental han abierto paso a un modelo de destrucción ecológica.
Lo que antes fue un santuario natural y un punto clave para la captación de agua del Sistema Cutzamala, hoy se encuentra amenazado por obras irregulares que avanzan sin freno y sin castigo.
Vecinos y habitantes tradicionales del lugar no ocultan su enojo. Lo que antes era un paraíso de aire limpio y montañas verdes, se ha transformado en un campo de construcción constante.
“Nos están robando el entorno, están acabando con el bosque como si no valiera nada”, lamenta doña Ernestina López, vecina de la comunidad de El Arco, quien recuerda que hace solo una década podían beber agua de los manantiales. “Ahora ya ni eso queda. Todo está contaminado o privatizado”. Los pobladores han observado con impotencia cómo se levantan mansiones, se excavan caminos y se levantan presas sin autorización, como las del Rancho San Jorge.
Aunque fue asegurado por la PROFEPA y la FGR, en la zona muchos dudan que haya consecuencias reales. La comunidad resiente la desigualdad hídrica que se ha agudizado y los desarrollos de lujo acceden a pozos de agua.
TE PUEDE INTERESAR
