Síguenos

¿Qué estás buscando?

Voces

Retos

327 lecturas

Por Juan R. Hernández

La Ciudad de México se alza hoy entre símbolos, contrastes y desafíos. Tres hechos recientes lo demuestran: la defensa del patrimonio, la lucha contra el trabajo infantil y la cuenta regresiva para el Mundial de Futbol 2026.

Primero, la Fuente de la Diana Cazadora. No se trata solo de una escultura. Es memoria, espejo de las transformaciones sociales. Desde su censura por la llamada “Liga de la Decencia” hasta su reapropiación por colectivos feministas y de diversidad sexual, la Diana ha sido intervenida, resignificada, vivida. Por ello, resulta acertado que el Congreso local exhorte a la Secretaría de Cultura federal a integrarla como Patrimonio Cultural de México. Sería un acto de justicia simbólica y reconocimiento a su papel como ícono vivo de nuestras luchas.

En contraste, otro símbolo más crudo y doloroso: la niñez trabajadora. Según la ENTI 2022, 3.7 millones de menores laboran en México. En la capital, la cifra es de 3.1%, menor que el promedio nacional, pero igual de alarmante. En el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, el diputado Pablo Trejo exhortó a reforzar las políticas públicas para erradicar esta práctica, especialmente en zonas marginadas. La infancia debe ser protegida, no explotada. Que trabajar no sea destino para quien apenas empieza a soñar.

Finalmente, el fútbol. A un año exacto del arranque del Mundial 2026, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, develó el reloj que cuenta los días para que la Ciudad de México se convierta, por tercera vez en la historia, en anfitriona de la gran fiesta del balompié. Más allá del espectáculo, será una oportunidad para mostrar al mundo el alma de esta ciudad de 700 años de historia.
Tres gestos, una ciudad: memoria, justicia e ilusión. La capital late entre lo que fue, lo que duele y lo que espera.

Te puede interesar

Advertisement