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Por Jorge Gómez Naredo
El gobierno de Donald Trump emprendió redadas antimigrantes en California, y todo se le salió de las manos. Las redadas no solo son operativos que violan derechos humanos, para miles de mexicanos en Estados Unidos, significan el desmembramiento de familias enteras y un enorme sufrimiento.
Ante estas injusticias, migrantes mexicanos en California han protestado e incluso han lanzado piedras e incendiado autos de la policía. Por ello, Donald Trump envió a más de 2 mil efectivos de la Guardia Nacional a combatir las protestas.
Con este panorama, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, emitió su postura y fue muy contundente. Dijo en Puebla el domingo pasado: “Las mexicanas y los mexicanos que viven en Estados Unidos son hombres y mujeres de bien, son hombres honestos, que se fueron a Estados Unidos a buscar una mejor vida para ellos y para aportar a sus familias; ¡no son criminales, son hombres y mujeres de bien, honestos!”
Y además agregó: “Las y los mexicanos se van allá, pero los necesitan allá porque, si no, no tendrían quién hiciera ese trabajo. Estados Unidos es lo que es gracias también al trabajo de las mexicanas y de los mexicanos que viven del otro lado de la frontera. Para nosotros ―siempre lo hemos dicho― son héroes y heroínas de la patria, porque solidariamente ayudan a sus familias y sostienen la economía de los Estados Unidos. No estamos de acuerdo con esta forma de atender el fenómeno migratorio. No es con redadas ni con violencia como se va a atender el fenómeno migratorio; es sentándose, trabajando en una reforma integral migratoria que tome en cuenta a todos los mexicanos que están del otro lado de la frontera.”
Nuestra presidenta Claudia Sheinbaum defiende a nuestros migrantes en Estados Unidos con valentía, y siempre resalta un hecho fundamental: nuestros vecinos del norte no serían lo que son hoy sin el trabajo que, todos los días, hacen los mexicanos en ese país.
En lugar de deportarnos, deberían agradecernos.
