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Por Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
Frente a los desafíos impuestos por la naturaleza, el esfuerzo institucional y la conciencia cívica son factores para reducir riesgos e incertidumbre.
La lluvia registrada entre lunes y martes en la Ciudad de México —la más significativa desde 2017 con 10.2 millones de milímetros cúbicos de agua, prácticamente el equivalente a la Presa Madín— generó acción interinstitucional ante las afectaciones a la población, inmuebles, automóviles y en el transporte público.
Más de 150 técnicos especializados trabajaron en campo junto con 50 equipos especializados para extraer más de 45 mil litros de agua por segundo.
Desde el C5, a través del 9-1-1, se recibieron 308 reportes entre las 15:00 horas del lunes y las 7:00 de ayer, por daños a inmuebles (134), caída de árboles (107), encharcamientos (37) e inundaciones (30).
Aún hay inquietud e incertidumbre natural entre la ciudadanía por la preservación de sus bienes o la operatividad de los medios comunes para llegar a su destino, como el Metro.
Puesto en marcha la semana pasada por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, el Operativo Tlaloque 2025 —nombre que hace referencia a los ayudantes de Tláloc, quienes vigilaban el cielo, controlaban las lluvias y las distribuían en vasijas— representa un esfuerzo institucional por atender las consecuencias de las precitaciones pluviales.
El trabajo coordinado con las secretarías de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, Gestión Integral del Agua, Seguridad Ciudadana y Bomberos —encabezadas por Myriam Urzúa, Mario Esparza, Pablo Vázquez y Juan Manuel Pérez— permitió resolver las afectaciones en 12 horas.
Sin la participación ciudadana, toda respuesta institucional resulta limitada. Contribuye cuidar calles, no tirar basura, mantener limpias las coladeras y reportar cualquier eventualidad al 9-1-1 o la línea H2O *426.
