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Por Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx
Para desgracia de tan importante región del continente, los conflictos que afectan a varios países del Cono Sur no han sido atendidos con la seriedad ni la eficacia que requieren.
Particularmente en lo político y lo económico, los problemas parecen profundos y, en muchos casos, insolubles.
El caso de Venezuela es especialmente alarmante. Un Presidente que perdió las elecciones se ha aferrado al poder de forma descarada, instaurando un régimen autoritario. La comunidad internacional, en su mayoría, ha sido omisa frente a los abusos del “dictadorzuelo”, permitiendo que un país que alguna vez fue próspero (la tierra de Bolívar) hoy se encuentre sumido en la miseria.
Ecuador también vive momentos difíciles. La lucha por el poder ha paralizado la economía, y la falta de acciones concretas por parte del Presidente Daniel Noboa, ha sumido a la nación en una preocupante inacción. La inestabilidad institucional ha deteriorado la vida cotidiana de los ecuatorianos.
En Bolivia, el panorama no es menos inquietante. Evo Morales, a pesar de haber dejado formalmente el poder, sigue siendo una figura central en la vida política del país.
Acusado por el gobierno actual (encabezado por Luis Arce Catacora) de diversos delitos, su protagonismo sigue generando divisiones que amenazan con desencadenar una crisis de gran magnitud.
Argentina, por su parte, enfrenta también severos obstáculos. Una nación rica en recursos naturales sufre, sin embargo, una grave crisis política y económica. El actual presidente, Javier Milei, intenta imponer un modelo de reformas radicales mientras se enfrenta a la resistencia de sectores vinculados al peronismo, encabezados por Cristina Fernández de Kirchner.
Perú no se queda atrás. Con el expresidente Pedro Castillo en prisión, el país continúa atrapado en una inestabilidad política constante.
Sudamérica es una región con una enorme riqueza natural y humana, pero ha sido víctima de ambiciones desmedidas, liderazgos mediocres y gobiernos incapaces.
Urge una reflexión profunda sobre el rumbo de esta parte del continente, antes de que la crisis se convierta en un punto de no retorno.