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“Un día antes estuve viendo propuestas, leyendo todo lo que proponían. Literalmente hice mis apuntes con los números de quienes me gustaron más”, comentó la señora Patricia Alcántar
POR JUAN R. HERNÁNDEZ
GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- Por primera vez, México eligió en las urnas a jueces, magistrados y ministros. La jornada, sin violencia, estuvo marcada por retrasos, dudas y un tiempo estimado para votar de entre 10 y 17 minutos.
Con el cielo nublado y un viento que amagaba con lluvia, ciudadanos de todas las edades comenzaron a llegar desde temprano a las casillas. Eran las ocho de la mañana y, aunque legalmente debía comenzar la votación, muchas mesas aún no estaban listas. En la colonia Álvaro Obregón, la casilla 3580 abrió casi una hora tarde. “No se vayan, ya mero”, imploró una señora con su celular en la mano, mientras a su lado seis adultos mayores aguardaban con paciencia estoica.
En la colonia Santo Domingo, la fila para los tacos de carnitas era más larga que la de la casilla vecina. A las 10:30, apenas tres personas esperaban su turno. Un funcionario electoral soltó un suspiro: “Ahí va”, dijo con resignación.
No era una elección cualquiera. Por primera vez, los ciudadanos tenían en sus manos el poder de elegir a los integrantes del Poder Judicial: jueces, magistrados y ministros. Pero muchos llegaron con más dudas que certezas. ¿Quiénes son? ¿Qué hacen? ¿A quién elegir?
Patricia Alcántar, vecina de la colonia Guerrero, lo tenía claro. “Desde un día antes estuve viendo propuestas, leyendo todo lo que proponían. Literalmente hice mis apuntes con los números de quienes me gustaron más, saqué mi celular y ya fui llenando para que fuera más ágil”, contó tras votar en la casilla 4708. Aun así, le tomó casi diez minutos leer la boleta. “Era demasiado contenido, pero es un deber cívico”, afirmó.
La jornada transcurrió en relativa calma, sin incidentes graves. Ni siquiera la CNTE, que había amagado con boicotear la elección, hizo presencia. Pero sí hubo dificultades logísticas: funcionarios que llegaron tarde, boletas difíciles de doblar, mamparas inestables, confusión sobre cómo marcar. La Confederación Patronal (Coparmex) advirtió que solo el 64% de las casillas funcionaron con normalidad.
En algunos estados, como Chiapas, el robo de material electoral impidió la instalación de varias mesas. En otros, fue necesario sustituir a los funcionarios por ausencias inesperadas. A pesar de todo, el INE reportó más del 99% de casillas instaladas.
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En las calles, el sentimiento era mixto: unos votaban con convicción; otros, por cumplir. Muchos llegaron con su “acordeón”, listas con los nombres y números de sus candidatos. “Yo ya traía a mi gallo”, dijo un hombre en la alcaldía Venustiano Carranza mientras doblaba con dificultad su boleta dentro de una mampara tambaleante. “No se puede ni acomodar bien esto”, se quejó.
*LOS MEDIOS HACEN LO SUYO*
Desde temprano, los noticiarios televisivos insistían en la baja participación, en la desinformación ciudadana, en lo confuso de una elección inédita. “La gente ni sabe por qué viene”, decía un reportero frente a una casilla semivacía. Otros recomendaban “mejores formas de aprovechar el domingo”.
Y, sin embargo, ahí estaban. Jubilados con sus lentes colgados al cuello, jóvenes sacando el celular para confirmar por quién votar, madres con niños de la mano, parejas que salían del desayuno directo a la urna. La democracia no siempre brilla, pero camina.
Con el cierre de casillas a las seis de la tarde, terminó una jornada que pasará a la historia. No por su espectacularidad, sino por su simbolismo: por primera vez, México votó por quienes imparten justicia. Y aunque muchos no los conocen, muchos otros decidieron conocerlos. Al menos un día antes.
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