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Por Mario López
Grupo Cantón
La creciente inseguridad, el transporte sin regulación y las agresiones a mujeres jóvenes reflejan una profunda crisis de autoridad en Ixtlahuaca, donde la alcaldesa Guadalupe Díaz, parece más interesada en discursos y entregas de despensas que en gobernar con responsabilidad.
El pasado 15 de mayo, un conductor de transporte público denunció que fue falsamente acusado de un accidente vehicular. Señaló directamente a Gerardo Guadarrama, encargado de la línea Autotransportes Ixtlahuaca San Mateos, por permitir que sus choferes trabajen sin licencia, bajo influjo de drogas y sin control.
Esta denuncia ciudadana, se suma a una larga lista de irregularidades viales, mientras la presidenta municipal Guadalupe Díaz, evade su responsabilidad en la supervisión del transporte público, competencia municipal directa. En tanto, la situación solo se agrava.

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