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El título del Toluca fue motivo de júbilo… pero también de enojo. Las celebraciones en Paseo Colón se salieron de control: bloqueos de avenidas y gente alcoholizada
REDACCIÓN
La celebración por el título del Club Toluca resultó una pesadilla para decenas de vecinos de las colonias Universidad, Francisco Murguía y Residencial Colón, quienes denunciaron múltiples afectaciones a su tranquilidad, seguridad y actividades cotidianas, luego del festejo masivo que se desató en torno al monumento a la Revolución, mejor conocido como “el águila”, ubicado sobre Paseo Colón y Venustiano Carranza.
La zona se vio tomada por cientos de aficionados, que acudieron a la pantalla instalada por el ayuntamiento de Toluca, para transmitir el partido de la final.
Lejos de convertirse en un evento de convivencia ordenada, vecinos reportaron que la jornada dejó un saldo de calles bloqueadas, basura acumulada, desechos humanos en las banquetas, consumo excesivo de alcohol y múltiples cristalazos a vehículos estacionados.
“Desde las cuatro de la tarde ya no podíamos entrar a nuestras casas. La gente estaba bebiendo en las aceras, gritando, orinando en la calle. Hoy amanecimos con botellas de cerveza, un olor insoportable y hasta heces humanas en las jardineras”, denunció Erika Valdés, residente.
Comerciantes de la zona expresaron su molestia. Un propietario de cafetería sobre Paseo Colón, quien pidió omitir su nombre, narró: “Como cerraron la calle desde temprano, no tuvimos clientes. Ayer vendimos un 15% de lo habitual. Y después del partido se acercaron personas ebrias a pedir baño, a meterse sin permiso. Cerramos antes, por miedo”.
A la inseguridad se sumó el descontrol vial. Vecinos reportaron que el cierre de calles no fue acompañado de una estrategia eficiente para el tránsito local. “Perdí media hora esta mañana, tratando de salir del circuito. No pude llegar en coche a mi negocio, tuve que caminar varias cuadras cargando cosas.
Según testimonios, incluso un tráiler permaneció tocando el claxon hasta la madrugada, mientras se prolongaban los festejos. “La bocina del tráiler no dejó de sonar hasta la 1:30 de la mañana. ¿Qué clase de festejo justifica semejante desconsideración?”, añadió otro residente.
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