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Por Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx
El deporte favorito del mundo es, sin lugar a dudas, el fútbol (Soccer). Países que nunca habían tenido esta tradición se han convertido en partícipes de una federación impactante. Hoy en día, la FIFA es quien mantiene una relevancia esencial en todo el mundo, controlando todos los ámbitos de ese deporte en todas las categorías, lo que resulta un gran negocio.
Hablar de fútbol hoy en día es hablar de millones y millones de dólares, manejados por verdaderos truhanes, empezando por la FIFA. Esta institución se ha visto envuelta en infinidad de fraudes y sigue maniobrando de forma egoísta y perjudicial para lo que debería ser un deporte de pasión y emoción.
Un ejemplo claro de esto es el caso de Qatar, que fue elegido como sede del Mundial de Fútbol 2022 en medio de acusaciones de corrupción y soborno, se sospechó que hubo un intercambio de favores y dinero para asegurar la victoria de Qatar. El fútbol se ha convertido en un negocio lucrativo, donde equipos poderosos y jugadores son vendidos a altos costos.
La FIFA ha estado involucrada en turbios negocios, incluyendo la venta de derechos de transmisión. Esto ha llevado a precios inalcanzables para asistir a los estadios, lo que ha generado una situación en la que el fútbol es más un negocio que un deporte.
Por ejemplo, los precios de los boletos para los partidos de la Copa del Mundo pueden ser prohibitivos para muchos aficionados, lo que les impide disfrutar del deporte que aman. Esto es especialmente cierto para los aficionados de países en desarrollo, que pueden tener dificultades para acceder a los e debido a los altos costos.
En conclusión, el fútbol es un deporte que ha sido corrompido por el dinero y la ambición. Es hora de reflexionar sobre esta situación y trabajar hacia un futuro en el que el balón pie sea un deporte que promueva la pasión, el sentimiento y la actividad física, y no solo un negocio lucrativo. Es necesario que se tomen medidas para crear un ambiente más participativo, accesible y que se priorice la transparencia y la honestidad en la toma de decisiones.
