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Por Ricardo Sevilla
La derecha y la izquierda boutique, por inaudito y tonto que parezca, están defendiendo a Ernesto Zedillo.
Pero el pueblo tiene memoria.
Y sabe quién fue el pillo de Zedillo.
Pero a los desmemoriados hay que recordárselos.
Zedillo fue quien encabezó la infame crisis económica de 1994-1995, un triste episodio conocido como el “error de diciembre”; una crisis terrible que se caracterizó por la devaluación del peso y tuvo graves consecuencias económicas y sociales.
A los que defienden a Zedillo también habría que recordarles el Fobaproa, aquel triste rescate bancario que tuvo un costo millonario para los contribuyentes y un enorme benefició para los banqueros y grandes empresarios que apapachó el zedillato. ¡Hoy mismo lo seguimos pagando!
Pero eso no es todo.
A los pazguatos admiradores de Zedillo habría que recordarles la masacre de Acteal que, en 1997, dejó 45 indígenas tzotziles muertos o, mejor dicho: asesinados, en Acteal, Chiapas. ¿Y sabe cuál fue la respuesta del gobierno de Zedillo? Represión, ineptitud y falta de eficacia.
Pero los mentecatos defensores de Zedillo tienen la memoria corta. Lamentablemente, no recuerdan que su nuevo ídolo fue quien ordenó la privatización de Ferrocarriles Nacionales de México; es decir: el tipo ordenó la venta de los ferrocarriles del Estado a empresas privadas. ¿En serio se les olvida? Si lo olvidaron, es una pésima noticia, porque hubo una enorme pérdida de empleos un impacto en el corazón de las comunidades rurales. Pero, claro, a los defensores de Zedillo no les importan esas comunidades.
¡Memoria frágil! ¡Memoria de papel! Si no fueran tan sonsos, recordarían que Ernesto Zedillo, alguna vez llamado irónicamente “Zedillín Coyoyayo”, fue quien, en 1995, aumentó el Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 10% al 15%, valiéndole un comino el impacto en los precios al consumidor.
Yo recuerdo, en mis lejanas épocas de estudiante, la represión al movimiento estudiantil en la UNAM. ¡Sí! En 1999, el gobierno de Zedillo envió a la Policía Federal Preventiva a desalojar a topetazos a los estudiantes que mantenían un paro. ¿Defender a Zedillo? ¡Solo los tontos!
