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Por Eduardo López Betancourt
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del notable patriota Lázaro Cárdenas del Río, es un político mexicano destacado que nació con una vocación de servicio público y una profunda convicción por la justicia social y, ha dejado huella imborrable en la historia de México.
Cuauhtémoc Cárdenas se formó en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se destacó como un excelente alumno. Además, su carrera política ha sido brillante, desempeñándose como legislador, gobernador y candidato presidencial, siempre sobresaliente por su seriedad, responsabilidad y compromiso con sus conciudadanos.
En 1988, se separó del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y lanzó su candidatura presidencial, logrando un triunfo arrollador, a pesar de no contar con la infraestructura del partido oficial. Aunque se le impidió ocupar la responsabilidad más alta, su movimiento político sentó las bases para la democratización de México.
Cuauhtémoc es un líder que debería ser reconocido por su contribución a la democracia mexicana. Su deber con la justicia social, su integridad y su capacidad para gobernar con honestidad y transparencia, son cualidades que lo hacen un ser humano excepcional.
Hoy por hoy, México enfrenta grandes problemas que requieren solución inmediata. Algunos de los más graves son, la delincuencia organizada que ha penetrado en el gobierno, generando un clima de violencia y miedo en el País. La corrupción es un cáncer que ha corroído a la nación, generando desigualdad, pobreza, la ignorancia y la falta de educación, son factores que afectan a millones de mexicanos, además, del nepotismo, obstáculo que ha plagado a México durante décadas, generando desigualdad e injusticia.
Si Cuauhtémoc Cárdenas fuera el Presidente de México, estas dificultades serían abordadas de manera efectiva y transparente. Su liderazgo inspiraría a una nueva generación de políticos y ciudadanos comprometidos con la igualdad social.
Cuauhtémoc Cárdenas debe ser reconocido y valorado por su contribución a la democracia y la justicia social. Su capacidad de mando y visión, cambiarían el curso de la historia de nuestra patria, promoviendo un futuro justo y próspero para todos.
