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Por Ricardo Sevilla
La derecha esta enardecida. Otra vez. ¡Ya es un clásico!
Está vez, el enojo de los dueños de los medios de la derecha se debe a que la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión golpea justo donde les duele: en sus abultadas billeteras.
Y lanzan sus frases de siempre: ¡Vamos camino a la dictadura, al totalitarismo!
Sin haber leído la ley, aseguran que el objetivo es centralizar el control del espectro radioeléctrico. Sin ningún sustento ni datos duros, gritan que el objetivo es otorgar y retirar concesiones por afinidad política.
¡Mentira roñosa!
Y eso merece un análisis que no están dispuestos a realizar. Y es que los maquiavélicos opinólogos, que no son más que la carne de cañón de los dueños del micrófono, creen que “el fin justifica los medios”.
No olvidemos que, históricamente, los dueños de los medios son los arquitectos silenciosos de la mentalidad colectiva.
No nos engañemos.
Ellos no quieren hacer un inocuo programa de radio, de televisión. Su agenda “informativa” tiene el objetivo de imponer los temas que ocupan la conciencia pública.
Y la forma en que presentan su “información”, caracterizada por encabezados sensacionalistas, pretende impactar en la respuesta emocional de la gente.
Porque siempre nos han querido engañar.
Y utilizan los métodos más bajos de la comunicación persuasiva para intentar alterar las percepciones individuales y grupales.
No es gratuito que hoy pululen las noticias falsas y las Fake News; se trata de una estrategia, bien rumiada por los dueños de los medios. Y su meta es desorientar y manipular.
Hoy mismo, los avances tecnológicos han amplificado el alcance y velocidad de la influencia mediática. Y si bien es cierto que ya no nos vemos ni escuchamos en la televisión ni en la radio, la derecha también ha llegado a las redes sociales.
Y, por eso, debemos estar muy alerta con la información que consumimos. Porque los medios de la derecha tienen el objetivo, encubierto, de construir realidades que solo a ellos les convengan.
