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Por Pedro Lima Manuel
El arte de Negociar es la mejor herramienta en el mundo Financiero, así como lo hizo el hombre más sabio, Salomón, cuando dos mujeres peleaban por un hijo, propuso partirlo en dos. No por crueldad, sino para revelar el verdadero amor. La auténtica madre renunció a su derecho con tal de salvar la vida del niño. Esa es la sabiduría: ir más allá de lo justo y alcanzar lo verdadero.
Algo similar ocurre cuando un padre escucha a sus hijos pelear por una naranja. En vez de dividirla, pregunta: “¿Para qué la quieres tú?” Uno responde: “para hacer jugo”; el otro: “para ralladura de cáscara”. La mejor decisión no fue darles la mitad… sino entender sus necesidades y darles lo justo a cada uno.
JESÚS Y EL LADRÓN
Pero ninguna negociación supera en profundidad, simbolismo y trascendencia al diálogo entre Jesús y el llamado buen ladrón. En el momento más alto del dolor, la sangre cae de la cruz y el tiempo se suspende. Un criminal moribundo no pide ser bajado, ni que le quiten los clavos: pide ser recordado. “Acuérdate de mí cuando estés en tu reino.” Y entonces, Jesús, el maestro del alma, rompe las leyes humanas del intercambio. No pregunta qué hizo, no exige penitencia, no pide pruebas. No hay méritos ni garantías. Solo una mirada herida que suplica con el corazón. Jesús responde con una frase que cambia la lógica del juicio por la lógica del amor:
“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso”.
Este hombre logró lo que muchos no: negoció con el corazón, leyó el momento, reconoció al Rey cuando todos lo veían derrotado. No robó un objeto, robó una oportunidad y la convirtió en eternidad. Supo que en el dolor había una puerta, y la tocó con fe. Jesús, en su peor momento humano, regaló lo mejor del cielo. Y el ladrón, en su último segundo, obtuvo lo que ni con toda la riqueza del mundo habría comprado: el corazón del Hijo de Dios. Y ganó el cielo con una sola frase. No fue por mérito, sino por visión. Supo leer al Rey en su momento más humano, y le robó el corazón con fe. Ese es el arte más alto de negociar: saber cuándo hablar, qué ofrecer y a quién mirar… incluso en medio del dolor. Jesús entregó cielo desde la cruz. Y el buen ladrón supo recibirlo como nadie.
