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Por Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
Hay que cuidar a los ciudadanos
En la cultura de la prevención está la oportunidad de aprovechar la disposición comunitaria e institucional para las celebraciones de la Semana Santa.
Es un periodo no sólo de conmemoración religiosa, también una manifestación de identidad colectiva profundamente enraizada en la historia de Iztapalapa. Desde 1843, cuando se realizó la primera representación la Pasión de Cristo, en agradecimiento por el fin de una epidemia de cólera, el evento ha crecido hasta convertirse en un patrimonio intangible de la Ciudad.
Esta expansión implica desafíos logísticos y sociales, entre los cuales destaca la seguridad de las y los asistentes, especialmente de niñas y niños. En medio de multitudes, calles cerradas, rutas procesionales y escenarios improvisados, la supervisión requiere constancia y planeación cuidadosa para evitar extravíos.
La Jefa de Gobierno de la capital nacional, Clara Brugada —con amplia experiencia en los retos de estas festividades como ex alcaldesa de Iztapalapa—, instruyó un operativo con el despliegue de más de 14 mil policías, así como la intervención del C5 en labores de videovigilancia con la unidad móvil conocida como C2M.
Al tomar conocimiento de una persona perdida, las y los operadores de la unidad detonan un protocolo de búsqueda consistente en el voceo por medio de los altavoces más cercanos y el rastreo por parte de policías. Además, se cuenta con el apoyo de 13 mil 139 cámaras ubicadas en toda la alcaldía.
Desde lo ciudadano podemos contribuir con previsiones como acordar previamente con las y los menores de edad puntos de encuentro en casos de extravío, colocarles una identificación visible que puede ser una pulsera con el nombre y teléfono de contacto, o tomar una foto reciente del menor para usarla de referencia en caso de ser necesario.
Esta es una manera de tener un viernes de santa prevención.