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Por Ricardo Sevilla
En el contexto de la elección para ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), es importante seguir revisando los perfiles de los candidatos.
Y, entre los personajes que se han abierto paso con fuerza, sobresale el nombre de Ángel Mario García Guerra.
Este hombre emerge como un candidato interesante, que viene acompañado por una trayectoria de más de 25 años en el servicio a la justicia.
Pero lo más interesante en este aspirante es su entereza. Y es que, desde septiembre de 2024, García Guerra expresó públicamente su apoyo a la reforma al Poder Judicial propuesta por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y el gesto no fue un simbolismo hueco, sino una posición firme que difundió a través de sus redes sociales.
Fue el primer juzgador en funciones que denunció la existencia de corrupción interna en el sistema judicial y, sin que le temblara la voz, aseguró que, aunque su postura podría costarle el trabajo, consideraba que la reforma era lo mejor para el país.
Su arrojo y congruencia lo presentan como un aspirante atractivo para quienes buscan una SCJN más justa y equitativa.
García Guerra tiene a la experiencia de su lado, desempeñado roles clave en el Poder Judicial del Estado de Nuevo León, incluyendo su posición como magistrado en la Duodécima Sala Unitaria Penal del Tribunal Superior de Justicia desde 2008.
Y eso no es todo. También ha sido un profesor (querido y respetado) en la Universidad Autónoma de Nuevo León desde 1996, impartiendo clases en diversas áreas del derecho.
Esta combinación de experiencia judicial y académica lo posiciona como un experto en el sistema legal mexicano.
García Guerra asegura que no ha sido postulado por ningún partido político. Y, de ser así, eso podría conferirle una independencia que resultaría sumamente beneficiosa para mantener la (necesaria y urgente) imparcialidad en la SCJN.
Sin duda, de resultar elegido, podría garantizar que la SCJN permanezca alejada de influencias oligárquicas.
