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Por Sabina Berman
El enemigo de la Izquierda, hoy, abril del 2025, está dentro de ella.
No es la Oposición, hoy desmantelada, sin figuras fiables y sin una narrativa.
El enemigo de la Izquierda está dentro de ella y se llama Corrupción.
Esta es una apreciación objetiva.
La Corrupción es la que hoy deforma el plan de la Izquierda de trabajar para el Bien de Todos.
Y también esta es una apreciación objetiva.
¿Cómo distinguir a los Corruptos de hoy?
Nada más sencillo.
¿El político en cuestión trabaja para sí mismo y sus cuates o para Todos?
Esa es la pregunta clave.
¿El burócrata en cuestión trabaja para el beneficio colectivo –o para sí mismo y su pequeño grupo y lo disfraza usando la narrativa de la Izquierda?
Hace ya varios meses llevo caracterizando a estos dos bandos dentro de la Izquierda como los Corruptos y los Honestos. Es una nomenclatura no perfecta pero sí útil.
Los Honestos no son unas monjitas del sacrificio propio –tienen sus propias ambiciones, pero son ambiciones legales y legítimas, que se distinguen de las ambiciones de los Corruptos en que las de los segundos son estrictamente personales y a menudo directamente contrarias al beneficio común.
Descendamos tres peldaños de las generalizaciones y hablemos en el terreno de la realidad inmediata.
¿Qué pasó en el caso Yunes?
Cuando la Izquierda necesitó en el Congreso comprar un voto para lograr una Reforma Judicial, se lo compró al panista Yunes a cambio de la impunidad de sus pecados civiles.
La política no es un convento: es el arte de lo posible.
Pero resulta que los mismos operadores de la compra del voto decidieron copetearle el pago a Yunes, volviéndolo miembro con credencial de Morena –y así posible candidato a gobernar Veracruz próximamente bajo el logo guinda.
A nadie le favorece eso. A nadie más que a ellos mismos, para este momento ya compadres políticos de la familia Yunes.
¿Qué pasó en el caso de la Ley contra el Nepotismo?
La presidenta Claudia Sheinbaum la envió al Congreso —y sus operadores en el Congreso negociaron la aprobación de la ley –pero en una fecha suficientemente distante como para que varios de sus primos, hermanos, cónyuges y compadres puedan colarse al Poder por medio del nepotismo.
Otra vez la corrupción derrotando al bien común.
¿O qué pasó en el caso Cuauhtémoc Blanco?
Exgobernador de Morelos señalado por corrupto y por un intento de violación –procedía que Morena le quitase el fuero de diputado para que enfrentara ante la Justicia las acusaciones, pero los operadores en el Congreso de Morena (sí, los mismos causantes de las otras dos traiciones), decidieron protegerlo y en el proceso agraviaron nada menos que a la mitad de la población, a las mujeres del país, armando un sainete que avergonzó a la Izquierda entera.
Es torpeza de los operadores.
Es una abismal desconexión con la gente real del país.
Es ganas de minar la autoridad de la presidenta y del partido de la Izquierda.
Es ganas de hacerse de una corriente dentro del partido mayoritario que opere por sí misma y para sus propios intereses.
Son las cuatro cosas a la vez.
Y es, en la semilla, corrupción. Atender al interés propio antes que al interés colectivo.
Es tiempo de ponerle a esos gatos los nombres y los cascabeles, para no permitir que sigan desviando al plan de la Izquierda.
Ya luego alguien tendrá que abrirles las puertas y decirles a esos gatos:
–Fuera.
Y esa tendrá que ser la líder moral de la Izquierda hoy. La presidenta.
