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Solo presentó sus declaraciones de 2019 y 2020 como gobernador, marcándolas como “no públicas” en casi una década como servidor público
REDACCIÓN, GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- El diputado federal de Morena y exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, ha optado por la opacidad al mantener ocultas sus declaraciones patrimoniales durante casi una década en el servicio público, primero como presidente municipal de Cuernavaca, luego como mandatario morelense y actualmente siendo legislador federal.
Aunque la ley permite reservar esta información, su negativa a transparentar su patrimonio contradice el discurso de rendición de cuentas que promueve su partido.
De acuerdo a una revisión en la plataforma Declaranet revela que Blanco sólo presentó sus declaraciones de 2019 y 2020 como gobernador, marcándolas como “no públicas”.
Declaranet es una herramienta electrónica que administra la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, a través de la cual las personas servidoras públicas federales presentan sus declaraciones de situación patrimonial y de intereses, ello en cumplimiento de lo establecido en los artículos 108, último párrafo de la Constitución, 32, 33, 46 y 49, fracción IV de la Ley General de Responsabilidades Administrativas.
En su declaración provisional como legislador federal, correspondiente a 2023, reportó ingresos por 1.1 millones de pesos como exmandatario y la posesión de una casa y cuatro departamentos, pero omitió información clave, como la existencia de su empresa Centro de Formación Cuauhtémoc Blanco, registrada desde 2007.
En contraste, su sucesora en el Gobierno de Morelos, Margarita González Saravia, ha hecho públicas sus declaraciones patrimoniales desde el inicio de su gestión.
El exfutbolista también enfrenta una denuncia por abuso sexual presentada por Nidia Fabiola, quien asegura ser su media hermana. Sin embargo, el pasado 25 de marzo, el Congreso federal desechó un posible juicio político.
La presidenta Claudia Sheinbaum calificó la acusación como una venganza del exfiscal Uriel Carmona, destituido en 2023.
El caso de Blanco evidencia una doble moral dentro de Morena: mientras exige transparencia a sus adversarios, protege a figuras cercanas, incluso cuando existen señalamientos graves en su contra.
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