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Por Eduardo López Betancourt
Mariano es un joven brillante y destacado. Desde pequeño mostró gran talento, sin embargo, con el tiempo ha surgido un fenómeno inexplicable y se ha alejado de manera intencional de la mano de su padre. Este comportamiento puede estar relacionado con el “Complejo de Edipo”, que se caracteriza por un excesivo amor hacia la madre y rencor desmedido por la figura paterna. Aunque estos periodos son cotidianos y pasajeros durante la adolescencia, no dejan de ser dolorosos.
La conducta de su papá, quien ha tenido que llevar las riendas de su hogar en condiciones difíciles, puede parecer dura y autoritaria, resultado de su constante lucha contra los avatares de la vida, pero, Mariano debe entenderlo, nunca criticarlo ni alejarse. Lo peor que puede hacer un hijo, es desperdiciar la compañía de su progenitor. Sin duda, la prudencia, el sentido constructivo y el deseo permanente de mantener una relación grata es el mejor camino para Mariano, quien, como joven ilustre y excepcional, sabe que es preferible seguir la tutela de alguien que a pesar que se ha enfrentado a tantas vicisitudes, ha salido airoso y sigue resaltando.
El consejo para Mariano y para todos los jóvenes, es que, siempre sean respetuosos, obedientes y generosos con sus padres, algo que distingue a quien tiene calidad. Nunca los olviden, porque sin ellos no existirían. Mariano, sigue los pasos de tu padre y sé majestuoso, sobresal como solo tú puedes hacerlo. Recuerda quién eres, no guardes odios, no tienes capacidad para ello, en ti solo cabe el amor, el agradecimiento y el sentido alegre por la vida, la cual pasa rápido y antes que te des cuenta, tus progenitores partirán. No provoques el dolor de que mientras vivan, no les rindas pleitesía.
Mariano, ten presente el poema de Ana María Rabatté, que parafraseando dice: “En vida, quiere en vida, no esperes que alguien se muera para decirle que lo quieres; considera que el tiempo pasa, probable es que tus papás se vayan mucho antes que tú, quiérelos en vida porque para nada es bueno visitar panteones y te quede el remordimiento de no haberlos valorado y lo peor, dejarles la nostalgia de que no les quisiste…”. En vida Mariano, siempre en vida, dejando en claro tu grandeza de aceptar como son quienes te procrearon, nunca como tú quieres que sean.
