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Por Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx
Fui invitado a Argentina
Recientemente fui invitado a la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, para realizar diversas actividades académicas, tanto en la capital, como en Rosario, la cuna de la Bandera de esta nación.
Me siento profundamente satisfecho de estar en la Universidad de Buenos Aires (UBA), compartiendo mis experiencias y conocimientos con alumnos de la especialidad en Pedagogía Jurídica. Se trata de jóvenes abogados, entusiastas por conocer mis teorías, historias y lecciones, maduradas a lo largo de 62 años desarrollándome en los ámbitos jurídicos. Es un placer ver a los destacados estudiosos, ansiosos por absorber todo el conocimiento posible. Su dedicación es un recordatorio constante de la importancia de nuestra labor y de la responsabilidad que tenemos de formar a las futuras generaciones de líderes y profesionales.
Se logró una grata convivencia con los participantes, en una conferencia altamente productiva. Hubo plena coincidencia en que es indispensable instruir maestros para atender la enseñanza del derecho, no basta con ser buen abogado. Quien se dedica a transmitir conocimientos en el área jurídica, debe contar con sólidas bases de la pedagogía, en particular de sus más importantes temas, como lo son, psicología del alumno, motivación escolar, didáctica y psicotécnica, dándole a la evaluación un papel permanente, para llegar a la conclusión de que “no hay malos alumnos, sino profesores impreparados”.
El evento fue presencial, se transmitió por la plataforma de YouTube de la propia UBA. Tan importante acto lo dirigió y encabezó el destacado Dr. Juan Antonio Seda, quien tiene el carácter de Director del Centro para el Desarrollo Docente, realizando un sobresaliente trabajo, para formar maestros que con acierto se desempeñan en la catedra, gracias a su firme preparación en Pedagogía Jurídica, donde es referente esencial el libro del mismo nombre de mi autoría, de Editorial Porrúa, mismo que tuvo su primera edición en el 2000 y a la fecha, ya supera la décima.
Insisto, ha sido muy grata mi estancia en la UBA, con la cual mantengo una histórica relación desde 1966, cuando colaboré junto al ilustre académico y gran penalista, Dr. Luis Jiménez de Asúa.
