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Por Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
LAS CÁMARAS SON IMPORTANTES
Sitio histórico y simbólico. Referente de la antigua Tenochtitlán como de la más cruenta represión del régimen priista, la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco está, a 60 años de su inauguración, frente a la posibilidad de representarse como modelo de seguridad para complejos habitacionales.
Sus más de cien edificios, casi 15 mil departamentos y cuartos de servicio y 40 mil habitantes en sus 94.5 hectáreas, hacen de esta zona un microcosmos de una complejidad que requiere creatividad y voluntad para la construcción de paz.
Frente a la demanda vecinal, el acercamiento institucional permite dialogar alternativas de seguridad, como ocurrió en la reunión de este lunes —instruida por la Jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada—, encabezada por el subsecretario de Gobierno, Fadlala Akabani, en representación del secretario de Gobierno, César Cravioto.
Ahí, las cámaras de videovigilancia operadas desde el C5 adquieren un papel relevante, tanto en la disuasión de las pretensiones delictivas como en la persecución y sanción del delito. Posibilitan un control más efectivo de la actividad en espacios públicos, la generación de alertas y respuestas inmediatas.
Tlatelolco cuenta ahora con 217 cámaras y 64 botones de auxilio, y en el proyecto de crecimiento de este sistema de seguridad, las unidades habitacionales son punto central a partir de los análisis de riesgo, así como peticiones ciudadanas y de las alcaldías.
La videovigilancia forma parte de un modelo de seguridad, aunque por más equipos, policías o vigilantes que existan, sin comunidad, todos estos esfuerzos son vanos. La organización y participación comunitaria es un pilar de resolución de problemas y cuidado mutuo.
Tlatelolco, la unidad alguna vez llamada por Carlos Monsiváis “la utopía del México sin vecindades”, inicia la construcción de un microcosmos de seguridad.