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Por Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
Tecnología y ciudadanía son un poderoso vínculo en la búsqueda de la verdad, elementos centrales cuando decimos sin comunidad no hay seguridad.
Esta es una noción indispensable frente al drama de las familias de las personas desaparecidas y las oportunidades de activar mecanismos de rastreo como la videovigilancia.
El reporte oportuno a líneas de emergencia, como el 9-1-1 detona protocolos de búsqueda a través de los videos de las 83 mil 414 cámaras del C5, un recurso indispensable en la reconstrucción de los hechos que rodean la ausencia.
La revisión de este material, técnica conocida como videomonitoreo forense, permite establecer rutas, identificar acompañantes, analizar interacciones sospechosas y generar hipótesis sobre la posible dirección que tomó una persona antes de desaparecer. Aunque requiere del reporte o denuncia ciudadana.
Este año, en el 9-1-1 hemos atendido mil 249 mil reportes de personas desaparecidas, frente a los cuales se piden características —descripción física, vestimenta, señas particulares— y se informa a unidades policiales para comenzar la búsqueda en la zona. Si el extravío acaba de ocurrir se inicia un voceo por medio de los altavoces.
El mayor número de casos se reciben entre las 15:00 y las 18:00 horas, principalmente sábado y domingo. Las alcaldías Venustiano Carranza y Cuauhtémoc registran la tasa más alta de reportes por cada 100 mil habitantes, con 260 y 125 respectivamente.
En atención a una estrategia integral impulsada por la Jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, con la creación del Gabinete para la Búsqueda de Personas Desaparecidas, del cual forma parte el C5, familiares de las víctimas, acompañadas por agentes de la Policía de Investigación pueden participar del videomonitoreo forense.
Este acompañamiento es una contribución para garantizar a las víctimas el derecho a la verdad.
