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Por Ricardo Sevilla
Esta semana la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se ha puesto, nuevamente, en el ojo del huracán.
Ayer, en el CCH Naucalpan, un alumno apuñaló a un profesor. Se esgrimieron pretextos: que el alumno se sentía desbordado por las emociones y, por eso, agredió al docente. Del otro lado, se dijo que el profesor era agresivo y gritón.
Nada que justificara la agresividad, desde luego. Se trata de descomposición social. Y es triste (y preocupante) verlo en la UNAM.
Que un adolescente con afanes homicidas y evidentes problemas psicológicos esté formándose en las aulas universitarias es un tema que debería preocupar a la rectoría.
Pero ¿sabe qué? La rectoría está preocupada por estas cosas. ¿En qué cosas? No en formar ética y moralmente a sus alumnos. No. Está preocupada en denostar a sus propios egresados. Parece irónico, pero así es.
¿A qué me refiero? A que, en lugar de mirar de cerca a la comunidad universitaria, está lanzando embates contra la izquierda y poniéndose a favor de la derecha.
Hace no mucho, usted recordará los ataques sincronizados que lanzaron contra la ministra Yasmín Esquivel. El exrector Enrique Graue capitaneando los embates. Y Leonardo Lomelí Vanegas, ahora rector, operándolo todo.
¿El objetivo? Descarrilar a Yasmín Esquivel en sus afanes de presidir la Suprema Corte de Justicia. Y lo lograron. Por lo menos en ese momento.
Pero nunca pensaron que les saldría el chirrión por el palito. La derecha está mordiendo el suelo en la UNAM.
Y es que una decisión judicial ha ordenado el pago de 15 millones de pesos a la ministra Esquivel por parte del exrector Enrique Graue y el director de la FES Aragón, Fernando Macedo Chagolla. Y, sin duda, la burocracia dorada debe estar con un dolor estomacal que no logran contener.
El sensacionalista Raymundo Riva Palacio dice que es una venganza contra Graue.
Pero se equivoca. De lo que se trata es, simple y llanamente, de un acto de justicia. ¿O no les gusta la justicia en la derecha? No, cuando se pone del lado de la razón.
