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Agua embotellada

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Por Juan R. Hernández

En el Valle de México, el agua se ha convertido en un recurso tan esencial como costoso. Jorge Arriaga, investigador de la UNAM con maestría en Tecnología Ambiental orientada en Recursos Hídricos, advierte sobre un problema que pasa desapercibido: la dependencia de la población al agua embotellada y sus consecuencias económicas y ambientales.

Se estima que el 89% de los mexicanos opta por el agua embotellada, gastando alrededor de 190 pesos mensuales, cifra superior a lo que se paga por el servicio de agua potable.

Esta práctica, además de representar un desembolso innecesario, genera residuos plásticos que afectan gravemente el medio ambiente. Pero el problema no termina ahí. Arriaga señala que el 78% de los consumidores compra agua de pequeñas embotelladoras, muchas de las cuales no cumplen con las normas de calidad necesarias. La ironía es evidente: se paga más por un producto cuya seguridad no está garantizada.

El caso de la Ciudad de México es particularmente complejo. Mientras que en otras ciudades, como Monterrey, existen sistemas que garantizan la potabilidad del agua de la llave, aquí no hay datos actualizados y confiables para asegurar su calidad. En Ciudad Universitaria, la UNAM ha implementado el programa “Puma Agua”, con 206 bebederos monitoreados en tiempo real, permitiendo a los usuarios conocer la calidad del agua que consumen. Sin embargo, fuera de este entorno, los ciudadanos no tienen acceso a información similar.

“El problema no es solo el agua embotellada, sino la falta de información sobre la calidad del agua de la red pública”, advierte Arriaga. La solución no pasa solo por dejar de comprar agua en botellas, sino por exigir a las autoridades mecanismos de monitoreo y transparencia.

Hoy más que nunca, es necesario repensar nuestra relación con el agua y exigir políticas públicas que garanticen su calidad y accesibilidad. La dependencia del agua embotellada no solo es un problema económico, sino un síntoma de una crisis mayor: la desconfianza en un servicio básico que debería ser seguro para todos.

 

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