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Por Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx
Alemania es un país con una importante historia, que ha jugado un papel crucial en la configuración de Europa. Desde la Edad Media, se precisa que era un conjunto de estados que, con el tiempo, Carlo Magno hizo parte del Imperio Franco, en el siglo IX.
Alemania fue gobernada por personajes ambiciosos en busca de expansión. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes invadieron diversas zonas europeas y, como consecuencia de la derrota sufrida, precisamente en la Segunda Guerra Mundial, Alemania se dividió en dos, “República Federal de Alemania” y “República Democrática Alemana”. En 1989, el llamado “Muro de Berlín”, fue destruido y bien puede decirse, se inició el resurgimiento del trascendental pueblo.
Angela Merkel, la primera mujer Canciller, fue fundamental para llevar a Alemania a un primer plano a nivel mundial. Admirable y tenaz, se convirtió en la líder de Europa y en una fuerte impulsora de la Unión Europea.
Tan importante política se desempeñó del 2005 al 2021, año en que se formó un gobierno de coalición liderado por Olaf Scholz, quien al final resultó ser un fracaso. Por lo anterior, siete meses antes de lo previsto, se efectuaron nuevas elecciones, donde los alemanes votaron por un cambio de liderazgo y así, el Canciller será Friedrich Merz, líder de los demócratas cristianos.
Merz prometió restablecer el liderazgo alemán y marcar una independencia real con el gobierno de Trump. Otra cosa que no deja de ser preocupante, es que, desde su campaña, Merz prometió tomar medidas enérgicas contra los migrantes y reducir los impuestos, sin perder la idea del crecimiento económico.
Es interesante señalar que la ultra derecha alemana logró un segundo puesto en el proceso electoral, fenómeno que se está dando de manera evidente en Europa, donde se están eligiendo gobiernos extremistas de derecha. En tanto, precisamos que la elección de Merz, es una esperanza para el pueblo alemán y para toda Europa.
