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Por Jorge Gómez Naredo
@jgnaredo
Hoy toma posesión Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Este hecho genera incertidumbre en el mundo, pues las posturas del republicano son mucho más radicales que hace ocho años, cuando asumió como presidente por primera vez.
Para el caso mexicano, Trump ha mencionado que expulsará a miles de mexicanos que laboran de forma indocumentada en Estados Unidos.
Hay que tener muy en claro que Donald Trump es un personaje atípico: habla mucho, pero mucho de lo que dice lo usa, más que como acciones a emprender, como una estrategia de intimidación. Andrés Manuel López Obrador lo entendió así y logró contener a Trump. Incluso obtuvo del republicando apoyo en muchos momentos.
Hoy, la presidenta Claudia Sheinbaum continúa el ejemplo del tabasqueño. Lo importante es no asustarse y actuar con valor y contundencia. Así lo hizo ayer, cuando afirmó que buena parte de la economía estadounidense depende de los mexicanos: “El pueblo de México ha sacado adelante a nuestra economía, pero también a la economía de los Estados Unidos. ¿Qué sería de Nueva York sin los mixtecos, las mixtecas? Por eso le decimos ‘Puebla York’, porque allá trabajan en los servicios, trabajan en la construcción, sacan adelante también la economía de allá.”
Además de reivindicar a los trabajadores mexicanos, la presidenta también defendió nuestra soberanía: “Que se oiga bien, que se oiga lejos: ¡México no es colonia de nadie, no es protectorado de nadie! ¡México es un país libre, independiente y soberano! ¡Y siempre vamos a defender al pueblo de México, a la nación y a nuestra patria, porque somos grandes!”
La derecha mexicana apuesta a que Trump actúe en contra de México, mientras que desde el gobierno de Claudia Sheinbaum se apuesta a una buena relación. Ahí se observa claramente quién está a favor del bienestar de México y, quien, en contra.
