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Por Sabina Berman
El Lector Crédulo del periodismo se ha extinguido. Hoy no hay lector que al ver o leer o escuchar una noticia, lo primero que se pregunte es: ¿es cierta?
La segunda pregunta automática es: ¿qué tanto es parcial: qué tanto no dice y por qué sí dice lo que dice?
La realidad se ha vuelto imposible de conocer por los medios disponibles.
Siempre fue así. La realidad nunca pudo ser o quiso ser reportada totalmente por los medios. La diferencia es que hoy, con la proliferación de medios, las distintas facciones de los conflictos disponen de los propios y de continuo se desmienten entre sí.
Los medios pro-Israel antes era una gran mayoría e imponían en el mundo su versión de los hechos en Medio Oriente. Hoy, esos mismos medios pro-Israel pueden repetir mil veces en una hora su versión de lo que ocurre en Gaza; los medios pro-palestinos harán lo propio. Y el consumidor de noticias tendrá que hacer su curaduría, a tientas en la neblina de la desinformación.
Pero la crisis de credibilidad en los medios tiene una razón mucho mayor y de esa no se habla ni se especula. Es una capa que flota en la inconciencia de la tribu humana.
Intuimos que el periodismo de hoy está tremendamente rezagado de las posibilidades que le abre la tecnología actual.
Subimos a un avión y en la pantalla individual de cada asiento podemos ver en Google mapas el territorio que sobrevolamos; podemos pedir una imagen a Google maps de una calle en Londres y verla en tiempo real, desde arriba, también desde la altura de los ojos de un humano, o girando 360 grados, o podemos verla 48 horas atrás; en la cabina de mandos de un barco podemos ver el clima de la Tierra por zonas climáticas y podemos ver también el clima que habrá en 24 horas; Chat GPT nos desglosa la votación en Australia según 16 segmentos de edad/género; y las computadoras pueden ordenarnos una cantidad casi infinita de datos.
Lo que nos reporta el periodismo es información infinitamente inferior.
Sí, es información casi siempre interesadamente parcial; pero además muy, muy estrecha.
Quienes se aventuren a un nuevo periodismo con pretensión de reportar la realidad con los mapas abiertos, se comerán a los públicos de las noticias.
Creo.
Espero.
Ojalá.
