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Hace un par de años, una noticia pasó casi inadvertida, la dio Telemundo en un breve reportaje titulado “Desmantelan red de laboratorios de producción de fentanilo”. La nota señala que un decomiso importante de esta droga se encontró en un laboratorio del sur de California, y es que las mismas rutas trazadas por el Departamento de Estado norteamericano muestran dos entradas significativas de precursores y pastillas a Estados Unidos, una de ellas descrita ampliamente por la revista Forbes del 1 de Octubre pasado en donde se señala el favorecimiento de la ley norteamericana de 2016 llamada “minimi” para la importación de paquetes individuales desde China que no pagarían aranceles y con papeleo mínimo si no excedían de 800 dólares; bajo esta ley, tanto las plataformas de venta en línea como Temu o Shein como cualquier exportador chino hicieron su agosto, inundando las aduanas y pasando sin revisión, entre esta gran cantidad de artículos, se han encontrado también precursores para la fabricación de fentanilo que es prácticamente imposible de detectar ante la avalancha de paquetes que llegan a las puertas de los compradores. Bajo esta lógica, las autoridades comentan que los paquetes suelen ser reenviados a México para que aquí se maquile el producto y luego regrese a territorio norteamericano a través de las “nuevas mulas”, ciudadanos norteamericanos que cruzan la frontera para comprar el producto y luego regresar a los Estados Unidos; son ciudadanos legales, blancos, a menudo presas de otras adicciones y con graves problemas económicos. Cuando son atrapados con el cargamento, las penas oscilan entre los 6 y 18 meses.
Sin descartar que esto suceda, tal como lo muestran las fuentes consultadas, una pregunta salta de inmediato: ¿por qué arriesgarse a recibir precursores en USA, mandarlos a México y luego regresarlos por estas “nuevas mulas” ? ¿por qué en dos años solo un laboratorio ha sido descubierto por las autoridades norteamericanas? Si como afirmó el New York Times el producto puede elaborarse en la cocina de un departamento y sin protección, debería por lógica elemental, haber no uno, sino muchos laboratorios clandestinos en territorio norteamericano.
Ana María Vázquez
Escritora/Dramaturga
@Anamariavazquez