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Por Eduardo López Betancourt
Recuerda que estás mirando su alma
Dos joyas brillantes que adornan nuestro rostro son los ojos, ventana del alma y reflejo de emociones; instrumento que permite descubrir el mundo que nos rodea, sin ellos, la vida sería un vacío oscuro y silencioso.
Los ojos no solo son importantes para nuestra supervivencia y percepción del mundo, también son símbolo del amor y la conexión que sentimos con los demás; pueden decir mucho sobre la personalidad de alguien y proyectar sus sentimientos.
En el amor, los ojos juegan un papel fundamental, no ocultan la pasión, la ternura y la devoción que sentimos hacia nuestra pareja. Los ojos de nuestros seres queridos pueden hacer que nuestro corazón lata más rápido, que nuestra alma se sienta más viva y nuestra vida tenga más sentido. Los ojos dicen mucho sobre el carácter, integridad y compasión de una persona.
En la poesía y la literatura, los ojos han sido tema recurrente a lo largo de la historia. Los poetas y escritores los han utilizado como metáfora del amor, la pasión y la conexión hu-mana. Pablo Neruda decía, “Tus ojos son dos estrellas que brillan en la noche”; Juan de la Cruz, “Los ojos de mi amada son como dos lagos de agua clara”; Rumi, “Tus ojos son el reflejo de mi alma”, Hafiz, “Los ojos de los enamorados son como dos espejos que se reflejan el uno al otro”, además, un proverbio árabe menciona, “Los ojos son la ventana al alma y el amor es la llave que los abre”.
Los ojos son parte fundamental de nuestra humanidad, su importancia va más allá de su función biológica, insistimos, son el reflejo de nuestras emociones, personalidad y sentimientos. Son el símbolo del amor y la conexión que sentimos con nuestros congéneres.
Los ojos son los amantes del alma y los enamorados, dicen: “Te quiero y para mí eres única y/o único, te quiero”.
La próxima vez que veas a alguien a los ojos, recuerda que estás mirando su alma.
