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Por Ricardo Sevilla
Isabel Turrent, la esposa de Enrique Krauze, está loca de atar. En la última columna que publicó en 2024, está señora incurre en falacias, maniqueísmo, falsas analogías y una retórica barata que exhibe su ignorancia y su cerrilidad.
En su columna, Turrent la emprende contra “peleas de box” que solo ocurren en su localidad imaginación.
Intentando criticar a Trump, Turrent publica una parrafada idéntica a la que podría garrapatear cualquier ultra derechista de pacotilla. Dicen les da asco Trump, pero comparten las mismas fobias.
De hecho, las tonterías de Trump podrían publicarse en Letras Libres, firmadas por algún Krauze o la propia Turrent, y nadie notaría la diferencia.
Pero los Krauze son unos hipócritas.
Esta gente sabe muy bien lo que representan, pero creen que distanciándose de otras figuras idénticas a ellos serán un poco distintos.
¡Qué lujazo para los suscriptores del pasquín Reforma! ¡Leer esta clase de bodrios!
Lamentablemente, los Krauze se desgañitaron mucho defendiendo la Ilustración, pero la columna de Isabel Turrent compite para la más obtusa y necia del año, y eso que la competencia es feroz.
Si juntáramos varios tuits de mediocres como Gabriel Quadri y se podría obtener una columna del Reforma como la de Turrent.
A la pareja Krauze-Turrent les sorprendería saber que el capitalismo libremercadista que defienden con uñas y dientes ha degenerado en fascismo político y de mercado.
Ya antes, esta pareja deleznable había intentado limpiarle la cara a un genocidio, pero hipócritamente pontifican sobre la violencia en las redes sociales.
Qué terrible debe ser envejecer sin entender los nuevos tiempos. Básicamente, ella dice que todos los que no piensen como ella son “wokes”. Pura putrefacción intelectual.
No en balde, Benito Pérez Galdós decía que “la imaginación es la loca de la casa”.
