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Por Ricardo Sevilla
La burocracia dorada que, desde hace años, tiene secuestrada a la UNAM pierde. Se impuso el derecho y la razón.
Y es que ayer, el Quinto Tribunal Colegiado federal en materia Administrativa instruyó a la Universidad Nacional Autónoma de México “a dejar sin efecto cualquier acto o procedimiento que vulnere los derechos de la hoy ministra de la Suprema Corte de Justicia, Yasmín Esquivel”.
Por unanimidad de votos, el Tribunal dejó claro que Esquivel Mossa “es la única titular de los derechos de autor sobre su tesis profesional”.
Por si fuera poco, agregan que “la ministra Yasmín Esquivel ha sido injustamente difamada por las anteriores autoridades de la UNAM y sus derechos han sido vulnerados al instaurar procedimientos no previstos en la legislación universitaria”.
Infelizmente, a la ministra Esquivel la persiguieron y calumniaron, desde la UNAM, el exrector Enrique Graue, el golpista y palafrenero de Enrique Krauze Guillermo Sheridan y sus secuaces del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
En esta desdichada estratagema política, cuyo fin era descarrilarla en su carrera hacia la presidencia de la Suprema Corte, fueron ayudados por LatinUS y el tramposo Carlos Loret de Mola.
A través de un comunicado, la UNAM reconoció que había perseguido a la ministra Esquivel.
“La UNAM dio seguimiento puntual y agotó todos los medios legales a su alcance en contra de los recursos promovidos por la ex alumna”, declara la institución, con una displicencia que pasma.
Enrique Graue, Sheridan y los enemigos de la Reforma Judicial están echando rayos y centellas.