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Por Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
Cada peregrina y peregrino se abraza a su plegaria. Unos agradecen la salud recuperada, otras piden trabajo estable o protección a personas queridas. La fe entrelaza esperanza en el contexto de una protección también muy tangible en el ánimo de una ciudadanía creyente en la materialidad de la seguridad ciudadana.
Microcosmos de los alrededores de la Basílica: puestos de comida, venta de imágenes religiosas y una marea humana hermanada. También está expuesta a riesgos implícitos en las concentraciones multitudinarias.
Con más de 12 millones de personas previstas en la Basílica de Guadalupe para encontrarse con la Virgen del Tepeyac entre el 6 y 15 de diciembre, la logística es todo un desafío atendido por al menos 16 dependencias del Gobierno de la Ciudad de México.
En el objetivo de garantizar la seguridad y paz terrenal, el operativo instruido por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, prevé la intervención de 11 mil 264 servidores públicos, entre ellas y ellos 6 mil 050 policías, así como la recuperación de 4.8 kilómetros de Calzada de Guadalupe convertido en Camino Libre y Seguro.
La coordinación es central. Entre otras y otros funcionarios, los secretarios de Gobierno, Seguridad, Obras y Turismo, César Cravioto, Pablo Vázquez, Raúl Basulto y Alejandra Frausto, así como el alcalde en Gustavo A. Madero, Janecarlo Lozano.
Un dispositivo acompañado por el despliegue tecnológico con más de 200 cámaras de vigilancia del C5 en las inmediaciones del mayor santuario católico de América, así como 114 altavoces —desde los cuales se activa un protocolo de búsqueda en casos de personas extraviadas— y dos unidades de videovigilancia móviles conocidas como C2M, una en la Basílica y otra en Calzada de Guadalupe.
El dispositivo es un acto simbólico que representa la confianza comunitaria en las instituciones. Los ojos del cielo pueden ser tantos como necesitemos.