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Ministros impropios

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Por Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx

La corrupción y la falta de ética en la política y la justicia, son temas que preocupan a la sociedad en general; específicamente en México hay casos que llaman la atención por su gravedad y cinismo. Un claro ejemplo es el de un “directorsuelo” que se desempeñaba en la UNAM, sinvergüenza a más no poder, politiquillo de mala entraña, “vende plazas”, quien ha sido denunciado por corrupción y tiene procesos judiciales en su contra, pero, a pesar de esto, el cínico aspira a ser Ministro de la Corte. Nótese la falta de ética y moral.

Este sujeto ha demostrado ser un mentiroso, al afirmar que es autor de libros que en realidad escribieron otras personas a las que les dio plaza de Tiempo Completo en la UNAM, con sueldos superiores a los cien mil pesos mensuales. Además, traicionó vilmente a quien lo hizo director. Sin duda, es importante tener cuidado con individuos sin categoría como él.

Es indiscutible que en épocas de “río revuelto” se presentan todo tipo de picardías, por lo que debemos estar pendientes de mantener los lineamientos que han caracterizado al actual gobierno, e impedir que lleguen al poder, mentirosos, ladrones y no se diga traidores. Los ministros, magistrados y jueces deben ser inmaculados, dignos de lo que constituye el respeto a “la toga y el birrete”, y ser siempre los mejores ejemplos de probidad y respetabilidad.

Es fundamental que se promueva la transparencia, la rendición de cuentas y se tomen medidas para prevenir que personas con antecedentes controversiales se desenvuelvan en ámbitos importantes, particularmente en la administración de justicia. El pueblo debe estar alerta y exigir que se respeten los principios de ética y responsabilidad. Fuera advenedizos y bribones, además de malvados y falsarios.

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