138 lecturas
Por Sabina Berman
Llevamos 6 y medio años de gobierno de Izquierda en México y la Derecha todavía no entiende por qué han perdido dos elecciones seguidas.
Es porque la gente ha votado por gobiernos que les den dinero para comprar pan, mantequilla y leche. O una consulta en la farmacia con el doctor Simi. O una andadora para la bisabuela. O una bici para el nieto.
AMLO distribuyó esas ayudas y la presidenta Claudia Sheinbaum lo sigue haciendo. Y la Derecha sigue debatiendo si las ayudas sociales sirven.
¿Qué defiende en tanto la Derecha?
Diseños del Estado –tal agencia, tal institución, tal ley—: pura ficción, invenciones de la mente humana.
Y defiende a la clase empresarial, la creadora de empleos. Sin empresarios no hay empleos, predican. Mientras ignoran a la clase trabajadora y sus necesidades.
¿Qué hay más, empresarios o trabajadores?
Por eso la Derecha pierde las elecciones. Y seguirá perdiéndolas, cada vez peor.
Porque el dinero que hasta ahora compró pan, mantequilla y leche en 3 de cada 4 casas del país, este sexenio alcanzará para agrandar los servicios de salud, agregar un millón de viviendas muy baratas y aumentar el transporte público con trenes y funiculares.
Comida, ropa, educación, salud, vivienda, movilidad.
No hay que ser un genio para entender porque la clase trabajadora vota por Morena y seguirá votando por la Izquierda.
¿Burdo?
El hambre es burda.
La angustia de no poder pagar la renta al final del mes es burda. La rabia de tener dos trabajos y aún no poder completar el gasto es burda. La tristeza de que tus hijos no puedan ir al mar a vacacionar es burda.
Los populismos de hoy han re-descubierto un secreto: la vida es real; en contraste los entramados del Estado que no lo son: son invenciones humanas; y la gente quiere más cosas reales de los gobiernos y les vale más o menos un sorbete de mandarina el diseño del Estado.
Es otra acepción de la palabra democracia que iremos usando más y más: el gobierno que re-distribuye a la gente pan y mantequilla.