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Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
“¿Pero por qué matar?”, varias veces nos hacemos la pregunta. La misma cuestión emerge en toda comunidad y administración: ¿cuál es la razón del actuar de un defraudador, extorsionador, después convertido en presunto responsable de asesinato para quedarse con el dinero con el cual se adquiriría un vehículo o con el auto y la factura firmada bajo amenaza de muerte?
Es el extremo del fraude en la compra-venta de automóviles. El propósito delincuencial doble de los criminales, sostengo, es enviar un mensaje escondido en la impunidad: tan difícil será dar con el responsable de un delito como con el de otro.
En el “mejor” de los casos hay fraude —no existía el auto, la propiedad o el dinero— o es la venta de un vehículo con antecedentes de robo el cual, recuperado por una aseguradora, es mencionado en una carpeta de investigación.
Hay varios modus y todos se pueden prevenir con información. A veces, el comprador llega, lamentablemente, a recibir un auto con placas y números de serie sobrepuestos o los vendedores son defraudados con un pago que nunca se refleja en su cuenta bancaria. O puede ser un auto “tiempo aire” vendido ya varias veces hasta que el verdadero dueño o ese mismo defraudador lo denuncia en otra entidad como robado.
En comparación con el 2018, el año con más robos de automóviles en la capital nacional —10 mil 057— este 2024 hay una disminución de 51.3 por ciento. Un avance definitivo con impacto en la percepción de seguridad; aun así, insuficiente. Construyamos un esquema para potenciar la colaboración de las autoridades policiales, la Fiscalía y las empresas de seguros. Ya existe una determinación al respecto de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, y sobre la cual trabajan la Secretaría de Seguridad Ciudadana, liderada por Pablo Vázquez y el C5, así como el sector privado.
Objetivo: acelerar el paso hacia cero muertes ante la digna, valiente e incauta resistencia a ser robado cuando se compra o vende un vehículo.