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Por Juan R. Hernández
La incongruencia del diputado migrante del PAN, Raúl Torres, resulta notable al criticar la Reforma Judicial impulsada por la 4T desde el Global Youth Leadership Forum en España, un foro internacional que, a todas luces, contrasta con su mensaje.
Torres argumenta que la reforma perjudica la percepción de México en el extranjero y ahuyenta inversiones para la CDMX, una postura que resulta irónica considerando su supuesto compromiso con el desarrollo de la capital, que hoy queda reducido a discursos en foros lejanos.
Algunos legisladores han criticado a Torres por lo que llaman “turismo legislativo”, y es que su presencia en foros internacionales parece más orientada a construir su imagen que a resolver los problemas que afectan a su distrito y la ciudad.
Si el diputado realmente estuviera interesado en atraer inversiones y en mejorar la posición de la Ciudad de México en el extranjero, probablemente dedicaría más tiempo a enfrentar los problemas de fondo desde su curul y a contribuir de manera tangible a una capital segura y próspera.
Mientras tanto, la verdadera defensa del patrimonio capitalino la están dando otros legisladores, como los de Morena, quienes han rechazado categóricamente la posibilidad de ceder terrenos del Bosque de Chapultepec, a pesar de la presión del Poder Judicial y los intereses económicos.
Su posición representa un esfuerzo real por conservar un espacio emblemático para los ciudadanos, en contraste con la retórica superficial de Torres.
La defensa del Bosque es algo concreto, cercano a la gente, y no una declaración grandilocuente desde un escenario internacional.
Así, mientras el diputado Torres se preocupa por la “percepción internacional” de la Ciudad de México, sus colegas luchan por la protección de un espacio esencial para sus habitantes. La diferencia entre las palabras y las acciones no podría ser más evidente.