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Por Eduardo López Betancourt
La institución del Defensor del Pueblo se originó en Suecia en 1809 como “Ombudsman”. En México, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se creó en 1990, durante la presidencia de Carlos Salinas, con el Dr. Jorge Carpizo MacGregor como primer Presidente.
Críticas y controversias han surgido, la CNDH ha sido criticada por su falta de independencia y eficacia en la protección de los Derechos Humanos. Carpizo ha sido acusado de ser cómplice de Carlos Salinas de Gortari y de utilizar su cargo para proteger intereses gubernamentales.
Siempre es bueno tener Esperanzas de trasformación en todas las instituciones, pero este cambio para ser eficaz, confiable y sobre todo útil.
Un jurista ejemplar como el Mtro. Jesús González Schmal, podría liderar esta modificación. Su perfil destaca por tener amplia experiencia en Derechos Humanos y Derecho Constitucional. Reconocido experto en justicia transicional y reparación de víctimas. Experiencia en organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Autor de numerosas publicaciones sobre Derechos Humanos y justicia. Reconocimientos por su labor en pro de los Derechos Humanos.
Las Características que lo distinguen, solo por mencionar algunas son: Independencia y objetividad. Compromiso con la justicia y los Derechos Humanos. Excelencia académica y profesional.
Liderazgo y capacidad para impulsar cambios.
Con líderes como el Mtro. Jesús González Schmal, México podría contar con una CNDH efectiva, independiente y comprometida.
El defensor del pueblo, debidamente seleccionado, deberá enfrentarse a un sinnúmero de obstáculos, particularmente proveniente de autoridades insensatas, irresponsables o violadoras de derechos. De ahí la importancia que el titular, sea totalmente ajeno a los ámbitos de poder, de no ser así, seguirá siendo como hasta ahora un organismo inútil y una carga al erario.