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Por Lengua Larga
Los pasillos del Congreso de la Ciudad de México andan calientes, y no precisamente por el clima, sino por el enojo que hay entre los panistas contra la bancada de Morena, especialmente contra uno de los diputados, Víctor Hugo Romo.
Pero vamos, nadie se atreve a meterse con él porque saben que es echarse a la manda más encima, así es querido lector, este morenista es uno de los consentidos de nuestra querida presidenta, Claudia Sheinbaum.
El hombre, dicen, es de la entera confianza de la dignataria y antes de marcharse al Gobierno Federal dejó una de las iniciativas en el Congreso que “friega” a más de uno.
Romo lanzó una propuesta para frenar la corrupción a través del crecimiento y la operación del Cártel Inmobiliario en donde muchos integrantes del blanquiazul están involucrados.
Y muchos legisladores de sangre azul están “fúricos y energúmenos” con la osadía de Víctor, claro, con esto se les cae el changarro a muchos.
Hablan pestes de él, pero cuando lo ven, hasta una sonrisa le lanzan, menos Laura Álvarez, la esposa del edil de Miguel Hidalgo.
Esta columnista tiene memoria y mucha, por ello le voy a recordar el nombre de algunos panistas que están envueltos en el escándalo del siglo, bueno, no tanto ni que fuera Segalmex y el desfalco millonario.
En la lista están Christian Von Roehrich, exdiputado y exdelegado de la Benito Juárez, quien aparte lleva unos cuantos meses encerrado en la cárcel al igual que su hermana.
Además, está Santiago Taboada, el fracasado más grande del PAN; está Mauricio Tabe y César Garrido, ambos operan y lideran el cártel en la alcaldía Miguel Hidalgo.
En la lista tenemos a Jorge Romero, líder moral (ni tan moral) de Acción Nacional, Ricardo Rubio, Luisa Gutiérrez Ureña y Andrés Atayde.
Pero bueno, queridos panistas, si Romo les duele como piedra en el zapato es porque algo esconden entre manos. ¡Ya sabe usted, querido lector, cuando el río suena….!
