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Por Ricardo Sevilla
Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, fue condenado a 38 años de prisión en Estados Unidos por sus vínculos con el Cártel de Sinaloa.
Cómo era de esperar, el jurado lo encontró culpable de cinco cargos, incluyendo conspiración para distribuir cocaína y falso testimonio ante autoridades estadounidenses. Durante la sentencia, el juez Brian Cogan señaló a este criminal por haber mantenido una doble vida. Y es que este delincuente, mientras aparentaba ser un defensor de la ley, facilitaba operaciones criminales.
La Fiscalía había solicitado cadena perpetua, argumentando que este criminal había aceptado sobornos millonarios a cambio de protección para narcotraficantes.
¿Criminal dije? Sí, porque, dejémonos de cuentos, García Luna es un criminal. Pero un criminal que no se mandaba solo. Tenía un jefe. Y ese jefe se llama Felipe Calderón. Y ese sujeto, que fue un presidente espurio, ya no vive en México, está resguardado en España.
Ahora bien, las evidencias presentadas dejan claro que la corrupción de García Luna estaba vinculada a los más altos niveles del gobierno, incluyendo a los expresidentes panistas Fox y Calderón, quienes, sin duda, estaban al tanto de sus actividades ilícitas de su subalterno.
Y coincido plenamente con lo que apuntó el abogado César Gutiérrez Priego: ayer se juzga no solo a García Luna, sino también a la política de seguridad y a los contubernios del gobierno de México de los años 2000-2012.
Es decir: También fueron sentenciados los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón.