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La disputa por la historia que inició AMLO

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Por Jorge Gómez Naredo
@jgnaredo
La historia no sólo es una narración de hechos que nos cuentan algo que sucedió en el pasado, también es una disputa sobre la cual se conforma el presente, lo que somos y lo que aspiramos a ser.
Por eso, el expresidente Andrés Manuel López Obrador envió al rey de España el 1 de marzo de 2019 una misiva donde indicó: “La incursión encabezada por Cortés a nuestro actual territorio fue sin duda un acontecimiento fundacional de la actual nación mexicana, sí, pero tremendamente violento, doloroso y transgresor; comenzó como un acto de voluntad personal contra las indicaciones y marcos legales del Reino de Castilla y la conquista se realizó mediante innumerables crímenes y atropellos”.
López Obrador no sólo contaba ahí los hechos, sino que los interpretaba desde el presente para abonar a reivindicar a quienes fueron despojados, saqueados y masacrados.
El mandatario mexicano invitaba al rey de España a un acto de reconciliación histórica. El monarca, en lugar de responder, decidió no responder y filtrar la carta a los medios.
Desde la península ibérica se burlaron de dicha petición y afirmaron que el Estado español no tiene que pedir perdón por hechos sucedido hace siglos.
Sin embargo, interpretar la historia con otros ojos y reconocer que en el pasado los conquistadores españoles cometieron excesos, no es un acto risible, sino una forma de interpretar la historia y reconocer que lo que sucedió en América a partir de la llegada de los españoles -más allá de muchos procesos sociales, culturales y políticos- fue un genocidio.
La historia es, pues, una disputa. Y en dicha disputa, se evidencian quiénes abonan a la reconciliación y quienes piensan que las injusticias del pasado no deben reconocerse y muchos menos asumirse como responsabilidad de Estado.
España, sin duda, ha mostrado que sigue teniendo una mentalidad colonizadora, saqueadora y genocida.

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