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Por Salvador Guerrero Chiprés
Eliud Kipchoge ha sido el maratonista más veloz de la historia, con diferentes récords mundiales, incluido bajar el tiempo a la colindancia mínima de las 2 horas en el recorrido de los 42 kilómetros.
Aunque pudo haberse dedicado a administrar el reconocimiento mundial, pensaba siempre en otro ré-cord. Algunos podrían llamarlo el eterno insatisfecho. Esa condición lo llevó a una mejora constante.
Así es también el desafío enfrentado por el Gabinete para la Construcción de la Paz del gobierno de Clara Brugada en la Ciudad de México. E igualmente mayúsculo es el reto de Claudia Sheinbaum, quien anunció, en vos del titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, un modelo de seguridad muy semejante a la detonada hace seis años en la CDMX.
En la instalación de la estrategia de la capital nacional, de la cual forman parte instituciones locales y federales, desde la Secretaría de Seguridad Ciudadana, el C5, la Fiscalía General de Justicia hasta la Defensa y Guardia Nacional o la Marina, la Jefa de Gobierno resaltó los resultados de la política implementada por Sheinbaum con una frase contundente: la vara está muy alta.
No hay en el gobierno capitalino ninguna intención por dedicarse a administrar los logros ni en el gobierno federal disposición alguna a desatender los problemas.
El desafío es ahora cómo dinamizar la entrega de resultados. Será necesario generar otras oportunidades para la promoción de la denuncia, el combate a la impunidad y de una mayor exigencia de la ciudadanía hacia las instituciones para el cumplimiento de su deber.
Las marcas están ahí como esfuerzo y eficacia de quien las impuso. Son un recordatorio de superación. Kipchoge no se cansó de acumular logros. Diferencias aparte, en la Ciudad de México hay intención de establecer récords en seguridad. En el país, de iniciarlos.
