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Hay 18 mega complejos que son cuestionados por acaparar agua y empeorar los servicios
REDACCIÓN, GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- En los últimos años se han incrementado los grandes proyectos inmobiliarios a cargo de una sola constructora llamada Be Grand, que mientras promete dar viviendas inteligentes en zonas exclusivas, provoca que las colonias cercanas a los edificios tengan problemas en el suministro de agua y peores condiciones en servicios, así como en la calidad de vida.
La empresa se ostenta como mexicana y Nicolás Carrancedo es el dueño de Be Grand, aunque los desarrollos se llevan a cabo junto con la empresa Grupo Inmobiliario Carr. Hasta este año la desarrolladora señala contar con 18 desarrollos inmobiliarios, de los cuales 11 son edificios de tipo residencial.
Aunque la marca Be Grand surgió en 2014, su antecedente como desarrolladora inmobiliaria se remonta hasta 2003, cuando inició con su primer complejo residencial Grand Santa Fe en la época donde explotó la inversión en la zona.
Este desarrollo se erigió entre los gobiernos del ex delegado panista Francisco de Souza y el perredista Ignacio Ruiz.
La inversión que hace Be Grand en cada uno de sus desarrollos depende del tamaño de la mega construcción. Cómo muestra, su último complejo Be Grand Reforma, tuvo una inversión de aproximadamente 7 mil millones de pesos en 588 departamentos de lujo y 30 mil metros cuadrados, mientras que en Be Grand Alto Polanco, el proyecto superó los 10 mil millones de pesos, que además de ser de tipo residencial, plantea incluir un centro comercial.
El mismo empresario Nicolás Carrancedo ha señalado que el precio de los departamentos en los diversos Be Grand, tienen en promedio 7 millones de pesos. Aunque las viviendas se dividen por categorías y en el modelo Core, su precio va de 3 a 12 millones de pesos. Los departamentos en colaboración con la marca Vitant, están en un rango de 1.5 y 6 millones; mientras que los que pertenecen a Be Grand Park, llegan hasta los 20 millones de pesos.
El portal oficial de Be Grand señala que respeta todas las normativas de construcción en la capital, pero varios de sus proyectos se han enfrentado a la crítica de colectivos vecinales.
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