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Por Lengua Larga
La confirmada alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega terminó siendo una total farsa como lo predijo su contrincante, Catalina Monreal.
La mujer acudió a la toma de protesta acompañada de su hermana y su cuñada, enfundadas las tres en ropa de diseñador y zapatos bastante caros, pero bueno, a ellas se les permite porque vienen de familia de empresarios.
Lo que no está bien es que la hermana y la cuñada caminen bajo la bandera de déspotas y soberbias, sobre todo porque Alessandra ha dicho que ella es “cercana a la gente”, porque la palabra pueblo jamás la utiliza porque ella podrá gobernar Cuauhtémoc, pero del barrio no es, hay que recordar que vive en Polanco.
Ya le vieron la cara a los vecinos, lo que no está bien es que Alessandra niegue de dónde viene.
Pero bueno, que se puede esperar de ella si negó la mano que le dio de robar, digo, de comer.
Hay que recordar, querido lector, que Rojo de la Vega negó su relación con Mauricio Tabe, alcalde de la Miguel Hidalgo, quien ha sido ligado a temas de corrupción en los que su director de Jurídico y Gobierno, César Garrido, también está involucrado.
Alessandra dijo que será Tabe quien deba responder por las corruptelas hechas en la administración, aunque se le olvida que muchas de ellas fueron en la Dirección General de Desarrollo Social que ella encabezó por un tiempo.
Misma que dejó en manos de Carlos Gelista para seguir labrando camino en el activismo feminista, porque ella dijo que “política no es”, y mírenla, ahora ya hasta edil de la Cuauhtémoc será.