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La mañanera, un legado histórico de AMLO

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  • Desde esta tribuna combatió campañas negras
  • Concluye el sexenio con 1,436 transmisiones
  • Apagones, intromisiones, pleitos y alerta sísmica entre las anécdotas

JUAN R. HERNÁNDEZ

Ciudad de México.- El sexenio de Andrés Manuel López Obrador quedará grabado en la memoria colectiva por el “diálogo circular con los medios de comunicación”, mejor conocido como las “mañaneras“. Desde el primer día de su gobierno, el mandatario aprovechó este espacio para comunicarse directamente con el pueblo, evitando los canales tradicionales que ofrecían los medios de comunicación. Las conferencias matutinas, día a día, se volvieron un ritual en la política mexicana, marcando el tono del debate público.

Una de las principales características de las “mañaneras” fue su capacidad para contrarrestar lo que el presidente denominaba “campañas negras” orquestadas por los medios corporativos y los grupos opositores a la 4T. Con más de 1,436 conferencias a lo largo de su sexenio, López Obrador no solo estuvo presente de manera constante, sino que también convirtió su canal de YouTube en un fenómeno mediático.

A mediados de su mandato, el canal se había colocado en el sexto lugar entre los streamers más vistos de Hispanoamérica, entre aquellos no dedicados a los videojuegos. De acuerdo con Streams Charts, alcanzó 208 horas de transmisión y acumuló 13.2 millones de horas visualizadas, lo que demuestra la magnitud de su impacto digital.

Entre tantos días de conferencias, no faltaron los momentos graciosos e incómodos que se volvieron parte del folclor mañanero. Uno de los más recordados fue cuando Zeus, un gato que deambulaba por los jardines de Palacio Nacional, se infiltró en el Salón Tesorería durante una de las conferencias.

Diego Prieto, director del INAH, estaba en medio de su intervención cuando el felino apareció, provocando risas entre los presentes. Aunque el incidente fue anecdótico, reflejaba la informalidad y apertura que caracterizaron a las conferencias, para bien o para mal.

Pero las “mañaneras” no solo fueron escenario de anécdotas simpáticas; también se prestaron para momentos tensos y controversiales. En marzo de 2021, un exmilitar irrumpió en Palacio Nacional para pedir ayuda directamente al presidente. No fue el único caso: en más de una ocasión, reporteros se arrodillaron frente al mandatario para hacer solicitudes de apoyo. Y cómo olvidar la confrontación con Xóchitl Gálvez, quien intentó ejercer su derecho de réplica en la mañanera, generando un intenso debate sobre la libertad de expresión y el uso del espacio.

La improvisación también tuvo su lugar en las conferencias. En una ocasión, un apagón interrumpió la transmisión en vivo, y en otra, la alerta sísmica sonó a mitad de la conferencia, obligando a evacuar la sala. Por si fuera poco, en los últimos meses del sexenio, ciertos grupos intentaron politizar las conferencias o atacar a otros periodistas, como sucedió con un colectivo de supuestos trabajadores independientes que terminó perdiendo su acreditación.

A pesar de las polémicas, la “mañanera” se consolidó como un espacio donde AMLO se mostró cercano a la gente. Siempre de pie, sin tomar agua y con un control total del micrófono, el presidente marcaba su presencia diaria ante millones de mexicanos que lo seguían con atención. Y aunque solo en 12 ocasiones se suspendió la conferencia —principalmente por compromisos en el extranjero, conmemoraciones históricas o días festivos—, su legado como herramienta de comunicación directa quedó profundamente arraigado en la política mexicana.

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