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Por Ricardo Sevilla
El Poder Judicial sigue en el ojo del huracán.
Recientemente, una noticia alteró el ánimo de la ciudadanía: Juan Manuel Riojas, alias ‘El Padre Meño’, fue liberado por órdenes del juez penal Winston Cruz Salas Obregón.
Juan Manuel Riojas Martínez se encontraba recluido en el Centro de Readaptación Social. Este sacerdote católico había sido condenado a 13 años de prisión por los delitos de violación y violación equiparada en perjuicio de un seminarista menor de edad, cuando el presunto pederasta era titular del Seminario Diocesano de Piedras Negras, en el estado de Coahuila.
Y al investigar cuántos casos similares han ocurrido en los últimos años, las cifras resultaron terribles y escalofriantes.
Y es que, en los últimos cinco años, se han documentado, al menos, 550 casos de pederastia en México, de acuerdo con diferentes organizaciones que luchan contra el abuso sexual en la Iglesia católica.
Sin embargo, las cifras varían según las fuentes. Por ejemplo, la Conferencia del Episcopado Mexicano ha informado, a regañadientes, que 101 religiosos están bajo investigación por abuso sexual, y un total de 271 sacerdotes han sido investigados en los últimos diez años.
Lo alarmante es que, las familias de las víctimas, señalan que la jerarquía católica a menudo obstaculiza las investigaciones y, lo único que hace, es cambiar de sede a los sacerdotes acusados para evitar su detención.
Por si fuera poco, fuentes al interior de la jerarquía católica señalan que, para proteger a los presuntos pederastas, suele buscar arreglos con el Poder Judicial.
Apenas el 17 de mayo de 2024, un tribunal colegiado del Poder Judicial de la Federación concedió un amparo a otro sacerdote: Aristeo Trinidad Baca Baca, quien cumple una condena de 34 años por pederastia.
Pero, evidentemente, sobre esos temas no quieren hablar los chayoteros.
