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Por Sebastián Ramírez Mendoza
El último Grito de Independencia del Presidente López Obrador fue una verdadera fiesta, uno de nuestros últimos encuentros con el hombre pueblo y una demostración sin precedentes del cariño y agradecimiento del Pueblo a su Presidente.
Desde temprano se sentía el ánimo y la emoción en la Plaza de la Constitución, en esa plaza en la que tantas veces nos hemos encontrado para acompañar al conductor de nuestro Movimiento a defender nuestra soberanía, nuestros recursos, nuestros votos, nuestro proyecto de Nación. Para las 5 de la tarde el Zócalo ya estaba lleno y las calles aledañas inundadas de compañeras y compañeros que vinieron de toda la República pidiendo indicaciones para encontrar la plaza y gritar con su Presidente. Con la emoción a tope.
En su último grito, el Presidente dijo “¡viva la Cuarta Transformación!”, y después del “¡viva!”, la gente respondió con “¡es un honor estar con Obrador!”, “¡sí se pudo!” y “¡no te vayas!”. Entre esos gritos Andrés Manuel López Obrador se despidió de su Pueblo y se retiró del balcón. Nunca un presidente había terminado su mandato con tantas demostraciones de amor, cariño y agradecimiento sincero.
Hace 18 años fuimos a dar el grito de los libres al Zócalo, se levantó el campamento de Reforma y al día siguiente llevamos a cabo la Convención Nacional Democrática. Este domingo fuimos por última vez a dar el grito con nuestro Presidente y la nostalgia es inevitable.
Han sido 6 años inolvidables, en los que el Presidente logró que sus sueños fueran los nuestros. En los que nuestros anhelos como Nación de igualdad, de justicia, soberanía y dignidad se hicieron realidad. ¡Viva la Cuarta Transformación! ¡Viva Andrés Manuel López Obrador!